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Apuestas ciudadanas - Editorial - 2011-07-01 - La Patria

 
Nos falta, indiscutiblemente, mucha cultura ciudadana, que garantizaría una mejor convivencia, una mejor calidad de vida y un ambiente agradable que vuelva a ser reconocible como patrimonio social de Manizales.

La noche del martes y la madrugada del miércoles de esta semana, cuando cientos de manizaleños se dedicaron a limpiar la Carrera 23, tienen un significado profundo en lo que debe ser la interacción de los ciudadanos con su hábitat y las mutuas relaciones que deben tejerse para tratar de salir airosos de los difíciles retos que impone el mundo contemporáneo, donde la contaminación ambiental y los conflictos de convivencia están a la orden del día.
 
Ver a tantos ciudadanos trabajando en levantar del piso los miles de chicles pegados al cemento y los adoquines de la importante vía del centro de Manizales, con el único ánimo de recuperar el aspecto agradable que tradicionalmente ha tenido esta zona de la ciudad, nos lleva a pensar que la semilla del civismo aún está viva en el espíritu colaborativo y cuidadoso de lo propio que ha caracterizado a los pobladores de esta tierra.

Hace años, el gran orgullo de los manizaleños era mostrar que su ciudad permanecía reluciente y ordenada, y que incluso después de las noches de parranda de la Feria de Manizales o del Festival Internacional de Teatro, la ciudad recuperaba su condición de higiene permanente. 

Hoy, es más común ver que las basuras quedan abandonadas en las esquinas y que los transeúntes lanzan desperdicios en las calles, situación que no solo daña el aspecto, sino que empieza a carcomer el ser profundo de los manizaleños.

Otro aspecto relacionado con los temas de cultura ciudadana pudimos verlo esta semana en un informe de este diario en el que se hizo un rápido inventario de cruces peligrosos en distintos puntos de la ciudad.
Además de los problemas de señalización que padecemos, las conductas de los ciudadanos que hacen mal uso de las calzadas, las cebras, los semáforos y los andenes, entre otros, también nos lleva a reflexionar acerca de lo que se ha perdido en materia de civismo.

En estos casos no son solo los conductores que se apropian de las vías atropellando literalmente a los transeúntes, o que no atienden de manera adecuada las señales de tránsito, sino también quienes se desplazan a pie y se atraviesan exponiendo sus vidas y generando desorden.

Nos falta, indiscutiblemente, mucha cultura ciudadana, que garantizaría una mejor convivencia, una mejor calidad de vida y un ambiente agradable que vuelva a ser reconocible como patrimonio social de Manizales.
Por lo pronto, hay que seguir apoyando iniciativas como las que lidera un grupo de ciudadanos en pro de la recuperación de la Carrera 23 y el Centro Histórico de la ciudad, al cual no valoramos como debiéramos. 

Todos los sectores, empezando por las iniciativas privadas que se desarrollan en esta zona de la ciudad, deben acompañar un proceso que de resultar exitoso podría traer grandes beneficios también en materia económica.

En los temas del tránsito y de la protección de la vida de los ciudadanos hay que trabajar arduamente, y en eso la Administración Municipal también tiene que hacerse notar, brindando soluciones prácticas que no solo aporten orden, sino seguridad.

Los ciudadanos, como principales actores de esta problemática, somos los llamados a ser líderes del cuidado, de la denuncia, de la convocatoria a los demás manizaleños a ser ejemplo de buenas acciones y conductas para que la ciudad se siga caracterizando por su belleza, por su higiene y por estar habitada por gente valiosa.