La vía Manizales fue una de las carreteras más afectadas en el país por los derrumbes en la pasada temporada invernal y todo parece indicar que la situación será la misma con el recrudecimiento del fenómeno de La Niña que se ha observado en las últimas semanas.
El pasado miércoles murieron veinte personas que se transportaban en un bus intermunicipal, el cual fue arrastrado por una avalancha originada por la crecida del río Chinchiná en el sector de Sabinas que se ha convertido en una amenaza constante. Mi sentido pésame a las familias de estas personas. El invierno no va dar tregua por el momento por lo que se hace necesario y urgente una mayor atención a este sector o de lo contrario vendrán más tragedias.
Esta zona ha requerido la atención permanente de Invías y la Policía de Carreteras, y se han hecho frecuentes las labores de limpieza de lodo, piedras y palos. Situación similar vivió la semana pasada el sector de Maltería. Bajo estas circunstancias la vía Manizales-Bogotá se configura como una de las vías más peligrosas del país, con unas inadecuadas especificaciones técnicas y como una de las carreteras de la red primaria más vulnerables frente al invierno.
En particular la gente de la región ha comenzado a asociar Sabinas con los cierres de la vía, y cuando los deslizamientos no se dan en el kilómetro 10 lo hacen unos kilómetros más arriba o más abajo.
En octubre del año pasado en el kilómetro 15, una persona que despejaba con una retroexcavadora la vía que había sido obstruida parcialmente por un pequeño derrumbe en la noche anterior, murió cuando un deslizamiento más grande lo arrastró. En el kilómetro 14, también en la pasada ola invernal, cuatro pasajeros de un vehículo resultaron heridos luego de que el carro cayera a una quebrada. Esta situación es el común cada vez que llega un invierno fuerte, pero la muerte de los pasajeros del bus de Bolivariano la semana pasada obliga a reflexionar sobre la urgencia de las medidas necesarias para evitar más muertos.
El año pasado el trayecto Fresno-Manizales, el único alterno a la Línea para conectar a Bogotá con el sur occidente del país, estuvo más de 15 días cerrado totalmente. Lo anterior con las obvias consecuencias en términos económicos que esto tiene. Así mismo, todo el transporte debe desplazarse por la Línea lo que genera unos sobrecostos no solo para el tráfico a Manizales sino a Buenaventura.
Una solución definitiva en Sabinas sería la construcción de un viaducto de 120 metros que eluda el paso cerca de las laderas inestables. La obra tendría un costo entre 9 mil y 10 mil millones de pesos según el Invías, y su construcción se debería contratar en el menor tiempo posible para evitar que la temporada de fin de año tenga la acostumbrada cuota de muertos.
El ministerio de Transporte y el Plan Nacional de Desarrollo contemplan un trazado alterno para la vía Manizales-Mariquita en el desarrollo de la transversal Manizales-Bogotá. Esta nueva vía por la cual he abogado como coordinador ponente del Plan de Desarrollo promete ser una solución definitiva a la inaceptable incomunicación de la ciudad y mortalidad de la vía.
Por lo pronto, la declaratoria de emergencia por parte de la Alcaldía permitiría la asignación de recursos y la Policía de Carreteras debería tener una presencia constante en la zona. Se está en mora de diseñar un sistema de alertas. ¿Hasta cuándo tendremos que ver esas imágenes dolorosas y más familias de luto?