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Un mar de incertidumbre - 2011-07-10 Mario Calderón Rivera - La Patria



opinion

Tiene razón sobrada el doctor Luis Prieto Ocampo cuando se asoma al horizonte incierto del Aerocafé y al manejo supuestamente improvidente que se le está dando a este proyecto que -per se- es la más grande compra de futuro que ha hecho la región central cafetera desde la epopeya de su colonización. La misma razón que tuvo cuando -en reunión memorable- tuvimos por primera vez al frente el panorama todavía más incierto del Mercado Común Latino Americano. En aquella ocasión fue Tejidos Única, bajo su rectoría, la primera Industria que se asomó con ansia a esas posibilidades.
SI pensáramos simplemente en una cifra casi estrambótica de quinientos mil millones de pesos (500.000.000.000) solo estaríamos hablando de una inversión del 1% del PBI de un país como Colombia. Y que, según el inolvidable prospectivista y geoestratega Carlos de Greiff Moreno (q.e.p.d.) podría elevar ese indicador a un ritmo de crecimiento superior al 5%. Proyectos como el túnel de La Línea, el acortamiento de la vía en cuarenta kilómetros pasando por el centro del Eje Cafetero hasta Tribugá (una propuesta desde Manizales); la rebaja superior a un 40% de los fletes marítimos que se generaría para el 60% del actual comercio que se mueve por Buenaventura. Con dragados que valen anualmente decenas de millones de dólares. Pero que le darían a esa inmensa población de pobreza extrema una posibilidad menos costosa como Puerto de transferencia de carga y pasajeros en un gran territorio del litoral Pacífico de Colombia.
Pensar de esta manera es lo que le conviene a Manizales, a Caldas y a la Región Central Cafetera. Igual que a sus gobernadores y alcaldes. Mientras -es triste reconocerlo- el silencio une al gobernador de Caldas y al alcalde de Manizales multiplica la incertidumbre. Digámoslo con franqueza: es lo que ha venido haciendo con voluntad política, silenciosamente y sin alardes, el señor Gobernador de Risaralda, doctor Víctor Manuel Tamayo Vargas. A quien Manizales y Caldas algún día le entregarán obligado reconocimiento.
Un Testimonio convencido. Pero también una invitación a la meditación colectiva para no mantenerse de espaldas a una realidad que asusta por lo irracional.