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Espacios de ciudad 2011-05-09 00 Bernardo Mejía Prieto



opinion
Una definición de espacios de ciudad puede ser que son aquellas edificaciones o sitios que sirven para el entretenimiento y diversión de la comunidad. Espacios que pueden ser privados o públicos y contribuyen a generar progreso y desarrollo y, por supuesto, a vender la imagen de la ciudad a nivel nacional e internacional.
Para entender mejor esta definición, los manizaleños tenemos espacios de ciudad como son: el Bosque Popular El Prado; Expoferias; el Centro Cultural y de Convenciones Teatro Los Fundadores; el Ecoparque Los Yarumos; el Recinto del Pensamiento y el Club Manizales. Sin lugar a dudas, todos debemos luchar porque estos espacios de ciudad -y los otros que no he enumerado- se preserven y se conserven.
En los últimos días se ha venido generando un rumor, no muy claro, ni tampoco muy fuerte, sobre el interés que al parecer tienen algunos socios del Club Manizales de vender su sede principal. Sobre este punto quiero hacer los siguientes comentarios.
Ciudad que quiera estar en el contexto nacional e internacional debe tener un club social que sea digno de su altura. No hace muchos años los socios del Club Manizales, ante algunas dificultades económicas que se estaban presentando para el sostenimiento del Club Campestre, tomaron la decisión de fusionar las dos instituciones.
Esta decisión me pareció -y me sigue pareciendo- acertada. De no hacerlo, los manizaleños correríamos el riesgo de perder un Club Campestre de reconocimiento nacional y sobre todo, de no disponer de un sitio para la práctica del golf -aclarando que nunca he cogido un palo de golf-. La medida se tomó porque, entre otras, se tuvo claro en ese momento que ciudad que se respete tiene que tener su campo de golf.
Posteriormente el Club Manizales adquirió un área en un edificio localizado en la zona del Cable, donde funciona un gimnasio, un restaurante y se dispone de unos salones para reuniones empresariales.
Con estas decisiones los socios del Club Manizales han cumplido con su compromiso social, que es estar comprometidos con su ciudad y luchando porque Manizales siga bien posicionada nacionalmente.
Sin embargo, el club está atravesando por una situación económica complicada, lo que obliga a sus directivos a explorar soluciones para sobrevivir y una de las opciones es la de vender la sede del centro.
Las instalaciones del centro se han venido remodelando con el paso de los años y pueden ser las mejores -si no las únicas- de las que disponemos los manizaleños para atender a nuestros visitantes ilustres y para hacer las recepciones que determinados eventos sociales, públicos y privados, requiere nuestra ciudad. Además, obviamente, para que los socios puedan seguir disfrutando diariamente -como hoy en día lo hacen- de estas instalaciones.
Decir que el centro de la ciudad se está trasladando para el sector de la Avenida Santander comprendido entre el edificio El Triángulo y el sector del Cable me parece exagerado, creo más bien que este sector ha cogido fuerza por la presencia de algunos establecimientos de comercio que se han establecido allí, pero no me queda ninguna duda que pasará mucho tiempo para que el centro se traslade a este sector. Nuestro centro sigue siendo muy fuerte y siguen siendo muchas las actividades, tanto públicas como privadas, que se realizan allí.
Sin lugar a dudas la sede del centro del Club Manizales es un espacio de ciudad que ha cumplido ampliamente con su función. Pensar en cerrarla, además de las consideraciones anteriores, es contribuir al deterioro del centro de la ciudad.
El centro de Manizales, por su importancia y por su deterioro, requiere el compromiso de todos los manizaleños para luchar por su conservación y preservación y no podemos permitir que este se convierta en un muladar y se siga maltratando como se está dando. El cierre de esta sede del Club contribuiría, sin lugar a dudas, a acelerar su proceso de deterioro y abandono.
Los directivos del club y sus socios tienen un gran reto y un gran compromiso con su ciudad y con sus antepasados y es el de lograr la supervivencia de este centro social y sostener su edificación emblemática. Para lograrlo tienen que ser mucho más creativos que pensar en vender su sede social e irse con ella para otro sitio.